viernes, 20 de mayo de 2011

Manifiesto Democracia y Derecho

Hace casi veinte años un grupo de personas pertenecientes al mundo jurídico decidieron fundar una asociación que fuese capaz de luchar y defender unos principios basados en la libertad, la igualdad, la defensa activa de los derechos humanos, la lucha por la democracia.
Hoy, los hombres y mujeres que nuevamente impulsamos la Asociación Democracia y Derecho volvemos a apostar por la defensa del compromiso con la sociedad y con el tiempo que nos ha tocado vivir.  
Creemos en la función social de la abogacía centrada en la primacía del derecho de defensa de ciudadanos, ciudadanas y diferentes grupos sociales, ante cualquier recorte o violación de sus derechos y libertades.
Y ello en una etapa en que la crisis de un sistema capitalista, que nunca creyó ni apostó por una democracia basada en los derechos de la ciudadanía, una etapa en la que la crisis de los que apostaron por la especulación y el valor del dinero por encima de las personas, ha terminado de quebrar gravemente el ya debilitado sistema de derechos.
Ante este panorama las personas que pertenecemos al mundo jurídico, ya sea universitario o profesional no podemos seguir viendo estos continuos ataques como meros espectadores.  Es por esto que nuestro planteamiento será siempre el de sumar y para cambiar las estructuras que nos limitan en la defensa de estos derechos, haciendo uso de los mismos, apoyando a aquellas y aquellos que apuesten por luchar y resistir contra las zancadillas de un sistema que intenta basar su bienestar en la invisibilidad social de parte importante de la ciudadanía. 
Se requiere ya una actuación activa y destacada por la lucha en defensa de la libertades públicas, de los maltrechos derechos sociales y laborales, que intencionadamente, han sido identificados como los culpables de todas las crisis habidas y por haber en un continuo ataque de los sistemas y organismos financieros internacionales, la lucha contra el discurso de la inseguridad que solo se pretende combatir con ordenanzas que lejos de hacer de la ciudad un espacio más cercano, lo convierten en un espacio privado del necesario intercambio intercultural, de la convivencia real que se consigue con el conocimiento del otro, no con el confinamiento, la lucha contra la violencia que encuentra su razón en cuestiones de sexo, raza, origen o cualquier otra contingencia que las personas que nunca creyeron en una ciudadanía a la que intentan tutelar con medidas coercitivas o con más presencia policial como garantía de los derechos de todos y todas; no quieren ver que representa el fracaso más absoluto, al creer que la convivencia se puede conseguir con la imposición.
Necesitamos sacar el mundo del derecho a la calle, necesitamos aire fresco y contaminarnos positivamente de la calle, huyendo de estructuras corporativas que se retroalimentan en su micro mundo, olvidando que el verdadero sentido del derecho, y de las instituciones o colectivos que se mueven en su entorno sólo puede tener sentido si trabajan en relación directa con las ciudadanía y con la sociedad en la que se enmarca. Apostamos por la plena integración de la abogacía en la sociedad civil.
Claro ejemplo de todo ello es la nefasta situación de la abogacía con un sistema corporativo que ha olvidado que el ejercicio de la misma adquiere su plenitud y grandeza cuando persigue la tutela y protección de los derechos y libertades fundamentales, y se convierte en la máxima garantía del derecho de defensa de la ciudadanía.
Apostamos por una mejora de la abogacía, siempre buscando recuperar el prestigio perdido, velando por la defensa y fomento de los derechos y libertades de las ciudadanas y ciudadanos, verdadero eje central de la abogacía y del sistema de derechos, con ejemplos claros como el turno de oficio.
Es necesario hacer una aportación conjunta sobre éste y otros derechos fundamentales de la ciudadanía en el que tantas partes estamos implicadas y tenemos que aportar, ciudadanos y ciudadanas, movimientos sociales, administraciones públicas, jueces, trabajadoras y trabajadores de justicia y por supuesto los profesionales de la abogacía.
Y esa confluencia debe acabar por hacer realidad una reforma en la manera de prestar este servicio a las ciudadanas y ciudadanos que debe ser concebido como un servicio público, que garantice el derecho constitucional de defensa gratuita como única garantía de la eficacia y calidad del servicio.
Sería un error pensar que estos planteamientos solo se pueden defender desde asociaciones o entes meramente corporativos o que el funcionamiento de derechos como el de asistencia jurídica gratuita, es un mero problema de un sistema de pagos que regularice los mismos, ya que ese discurso empobrece el sentido real de este derecho.
Hay que abrirse a la calle, y claro que hay que establecer un sistema en el que aquellos que presten este tipo de servicios como el turno de oficio tengan una retribución que se perciba puntual y equitativamente, pero cuando hablamos de derechos fundamentales hay que tocar a todos los implicados, y es por esto que invitamos a todos las personas, tengan o no formación jurídica, sean o no profesionales de la abogacía, a que trasladen sus ideas, sus propuestas, sus proyectos a la asociación Democracia y Derecho, a que se movilicen, a que trabajemos todos juntos.
Todo esto no se puede hacer tampoco de espaldas a la Universidad, a ese espacio de derecho en que profesionales docentes, no solo forman y crean futuros profesionales sino que pueden educar a ciudadanos y ciudadanas conscientes de sus derechos, para que participen.
Mal ejemplo daríamos si aún no somos capaces de entendernos los implicados en este espacio jurídico que es el derecho.   En este sentido no podemos seguir en una sociedad en la que profesionales de la abogacía, jueces y universidad sigan dándose la espalda, actuando en espacios compartimentados que de hecho niegan de forma implícita al otro.  
Debemos ser conscientes de nuestra importancia para luchar contra una democracia de baja calidad, de mínimos que nos intentan imponer, debemos luchar entre todos partiendo de un encuentro sincero, que reconozca la autonomía y a la vez la igualdad de todos los implicados, partiendo del compromiso y la fuerza para reclamar un espacio jurídico al que podemos aportar conocimiento, nuevas fuerzas, ideas nuevas y sobre todo entendimiento.
Debemos conseguir dar el paso y ser conscientes de que todos y todas formamos parte de la misma sociedad, que tenemos y debemos entendernos para crear algo nuevo.
Es por esto por lo que llamamos a los ciudadanos y ciudadanas que se incluyen en el  mundo del derecho, a aquellos y aquellas que crean que es necesario luchar por una democracia plena, en la defensa de los derechos fundamentales, en una sociedad civil armada de razones y de argumentos, a aquéllos que estén dispuestos a decir basta, a que participéis en la creación de este nuevo espacio, en este nuevo proyecto. Porque todos y todas somos necesari@s.